lunes, 16 de noviembre de 2015

Las Competencias desde un Enfoque Sistémico


La formación  y la gestión por competencias, surge, ente otras cosas, de la necesidad de aumentar la competitividad de las organizaciones. Reclamación generada en la interdependencia económica, los avances tecnológicos y los cambios sociales, que requieren que los individuos y los equipos humanos piensen  y actúen de forma rápida y renueven constantemente el conocimiento y las formas de enfrentar realidades cada vez más complejas y cambiantes.

La UNESCO define competencias como “El conjunto de comportamientos socioafectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea” (Argudín 2007), mientras que, desde una perspectiva más específicamente laboral, el SENA define competencia como: “Capacidad de una persona para desempeñar funciones productivas en contextos variables, con base en los estándares de calidad establecidos por el sector productivo.” (Zúñiga 2003).

Otras definiciones, recogen el sentido de las competencias como “la capacidad o habilidad de efectuar tareas  o hacer frente a situaciones diversas de forma eficaz en un contexto determinado. Y para ello es necesario movilizar actitudes, habilidades y conocimientos al mismo tiempo y de forma interrelacionada.”(Zabala 2008) Esta definición, llama la atención sobre tres hechos fundamentales:
  1. Es necesario movilizar actitudes, habilidades y conocimientos. Es decir, el individuo, ante una situación, problema u oportunidad determinada, activa recursos cognitivos, destrezas, actitudes, capacidades, aptitudes, metodologías, esquemas motores, de evaluación, anticipación y decisión, valores, emociones y esquemas de razonamiento, entre otros.
  2.  Al mismo tiempo y de forma interrelacionada. De forma integrada.
  3. En un contexto. La competencia se evidencia en una situación, ámbito o contexto  determinado.
Estas ideas, según se les interprete, tienen distintas implicaciones. Desde el enfoque sistémico, según el cual el todo es mayor que la suma de las partes, en tanto estas se interrelacionan entre sí. - Es decir,  contempla el todo y las partes, así como las conexiones entre estas y estudia cada sistema en relación con los sistemas que lo contienen-, el  individuo se comprende como una totalidad: no son solamente sus capacidades, sus conocimientos o su forma de ser lo que se moviliza frente a una situación, sino que el individuo las moviliza conjuntamente con otros recursos, de manera interrelacionada y compleja.  

Pero, el individuo no solamente actúa como un todo, sino que además, lo hace con el propósito de obtener ciertos resultados, de forma rápida, pertinente y creativa, lo cual defiende la idea de que  las competencias no son una sumatoria de recursos internos sino que estos se integran sinérgicamente para obtener resultados óptimos (innovadores, creativos, efectivos, perdurables en el tiempo, con criterios de calidad, etc.).

Así, las competencias van mucho más allá de la ejecución de tareas, funciones o procedimientos; de “recitar” ciertos conocimientos o de mostrar ciertas actitudes. Esto, a pesar de que sean de “prescripción cerrada”, es decir, que conlleven pasos estrictamente  definidos, condición que probablemente solo implique  poner en acción ciertas habilidades o destrezas. Contrario a las competencias de “prescripción abierta” las cuales implican la puesta en acción de una amplia gama de recursos internos y externos. Sin embargo, es claro, que estos dos tipos de competencia no se oponen sino que se complementan.     

Por otra parte, en un contexto determinado, significa que el contexto también posee recursos que “aporta” a la situación y que influyen no solo en la percepción y comprensión de esta, sino en la resolución de la misma. De tal manera que la competencia, desde la perspectiva sistémica, para poder realizarse como tal,  exige y se nutre de las condiciones del contexto (suprasistema).

En definitiva, el enfoque de sistemas, evita la reducción de las competencias a una serie de conductas predeterminadas y repetitivas y las coloca en el plano de la innovación y el perfeccionamiento permanente. Trayendo esto como consecuencia, a partir de la retroalimentación continua entre todos los recursos, sistemas y subsistemas involucrados, el aumento permanente de la competitividad de los individuos, los grupos de trabajo, las  organizaciones y la economía en general, con todos los beneficios que esto conlleva.

LUIS GUILLERMO ROJAS G
Psicólogo Organizacional

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